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El Despeñamiento de las Apuestas Hípicas

  • Elegefe
  • 19 jun 2017
  • 4 Min. de lectura

El Planteamiento Elegido

Si para manejar las apuestas hípicas – en una suposición delirante – se aplicara el “modelo” peruano en todo el planeta, el turf mundial desaparecería.

Pero, y lindando con lo insufrible, es peor que como pretexto del fracaso en dicho manejo, se escuchen “argumentos” oficiales de contenido infundioso.

Hace poco tiempo, antes de ser reelegido, el Presidente del Jockey Club del Perú (JCP) llegó a afirmar que las apuestas en el primer trimestre de este año tuvieron un inicio “con una baja coyuntural (como) producto de la emergencia que afrontó el país (…) y que en abril se ha comenzado a sentir esa recuperación y creemos que antes de la mitad del año empezaremos el repunte.”

Asumiendo particularmente que lo “coyuntural” tenga que presumirse como eventual o accidental, y, principalmente, consternados aún por la dolorosa situación que siguen soportando muchísimos compatriotas como consecuencia de fenómenos climáticos, considero poco serio, majadero e insostenible – como me propongo demostrar más adelante – declarar que la disminución del juego se haya debido a esas pretextadas y sensibles circunstancias, antes que a la orfandad de impavidez para impeler las apuestas y, especialmente, a la nada generosa capacidad para analizar las razones de su decaimiento, a menos que, éstas, deseen ocultarse.

Sin pasar por alto dichas afirmaciones que más parecen la recitación sugerida por algún consejero advenedizo poco inspirado en el tema, estimo congruente reiterarle al señor Mujica Cogorno que si bien en marzo del 2015 se hizo cargo de montos de juego virtualmente ESTANCADOS, hoy, y desde entonces, se siguen DESPEÑANDO de manera casi natural. Se certificaría esto si la propia institución se permitiera publicar cuál ha sido el comportamiento de las apuestas entre el 01 de mayo del 2015 y el 30 de abril del 2017, fecha de su reelección presidencial, cuyos seis cuatrimestres revelan montos de sistemática gradual precipitación, contradiciendo a “ciegos” que no solo no quieren ver sino que ofenden al pretender subestimar el intelecto de la gente.

Asimismo, y para reforzar que el anuncio del “repunte” es otra majadería, debe subrayarse que en mayo reciente (el primer mes de la flamante reelección) el juego ha sido S/. 875 mil inferior (11.6%) al de mayo del año anterior, con el añadido de haberse corrido, prácticamente, el mismo número de carreras.

Con lo que viene sucediendo, entonces, no hace falta ser muy despabilado para imaginar el sombrío monto general que tendrán este año las apuestas (alrededor de S/. 83 millones y retrogradando para convertirse en el peor registro de los últimos siete años) al constatarse que su acumulado (hasta el mes de mayo inclusive) es inferior en S/. 3.3 millones y S/. 6.3 millones al de los años 2016 y 2015, respectivamente.


Con la disminución en lo que va del año respecto del anterior (S/.3.3 millones), es sorprendente y criticable que el Presidente del JCP haya sostenido que dicha baja se debe a la “emergencia que afrontó el país”, sin advertir que en el Hipódromo – lugar donde están localizados los jugadores con mayores recursos económicos – se ha producido, precisamente en ese periodo, un aplastante decrecimiento que supera los S/. 3 millones, mientras que las 98 Concesiones, virtualmente, han mantenido su modesto nivel de juego de un año a otro.

Consecuentemente, es incontrastable que el decremento general se concentra en el Hipódromo donde, globalmente, se está jugando 20% menos que en el 2016 con la necesaria atingencia – especialmente dirigida a los incrédulos – que la mayor caída le corresponde a la CUÁDRUPLE con 30% de disminución, tal como lo acredita el gráfico que acompaño y que invito a que sea dilucidado, si no por el Presidente del JCP, por su Gerente de Hipódromo quien, sobradamente, mantiene incólume su predilección por el malhadado “reenganche”.

Y para que no continúen “andando por las ramas”, convengamos en que esta estrepitosa baja se debe al ÉXODO (no sé si temporal o definitivo) de un grupo no muy numeroso de apostadores pero con juego masivo en la Cuádruple (a quienes ya no les resulta “tan atractiva como antes”) con la consecuente disminución en el resto de modalidades de apuestas, y suficiente para que la proporcionalidad del juego (CONCESIONES – vs – HIPÓDROMO) se haya modificado sustancialmente al pasar de 57% / 43% a 63% / 37%, a pesar de que, como se dijera, hayan mantenido su modesto nivel las Concesiones.

En torno a esto debo recordar que desde que se instituyera el “reenganche” en la apuesta de los “cuatro aciertos” (que es una falacia porque con “uno” solo se la siguen abusivamente embolsicando), sostuve que, independientemente de su urdido mecanismo, el JCP “se ponía en las manos de unos cuantos”, tal como viene sucediendo.

Espectadores como somos de esta tan conmovedora como vergonzosa situación – resultante de la improvisación, desidia e ineptitud de un supuesto operador en apuestas hípicas – deviene en un despropósito intentar parangonarla con la recalcitrante idea de lograr una sede de playa (? !) para sus asociados, o la de confiar en una futura independización de lotes y habilitación urbana de terrenos (del Hipódromo de Monterrico), que le permita generar recursos extrahípicos, con lo cual, de paso, mudaría su obligación legal de ser propulsor en la venta de apuestas hípicas a la de simple recaudador de presumibles rentas.

 
 
 

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