¿Estadística Pandémica?…
Amigo lector:
Quien escribe es un peruano que desea realizar algunos comentarios en relación a las dramáticas e infortunadas circunstancias que actualmente vive la humanidad.
Teniendo como única fuente de información a CNN para contabilizar los contagios y fallecimientos que viene causando la hasta hace poco insospechable pandemia, he venido haciendo compilaciones e intentos analíticos producto de mi afición estadística, con el propósito de obtener – parafraseándolo a Fernando Del Rincón – “mis propias conclusiones”.
Debo, sí, anteponer que la situación en el Perú es bastante más sensible y delicada que la de muchos otros países, en razón primordial a que su Seguridad Social y Sistema Sanitario adolecen de gruesas grietas históricas que hacían presumir una insuficiente capacidad de respuesta a este virus letal, pese a haberse tomado drásticas medidas desde el 16 de marzo que incluían largos y reiterados períodos de aislamiento; pesarosamente, con una fuerza laboral en la que siete de cada diez peruanos trabajan en la informalidad, se ha generado una recrudescencia en los contagios que supera el 22% acumulado de positividad y una tasa de mortalidad extraoficial que debe fluctuar entre 5% y 7% como consecuencia de la flexibilización de medidas en pro de la reactivación económica.
Pero, abstrayendo las interioridades de mi país de cuyas limitaciones soy consciente e igualmente temeroso y, por razones naturales, la preocupación de débiles y poderosos debe estar centrada en abatir totalmente el Coronavirus – a despecho de la patética inconexión mundial en la que nos encontramos – para lo cual, permanentemente, le correspondería a la Organización Mundial de la Salud, dar a conocer protocolos estratégicos de contención, y su seguimiento, basados en las experiencias presumiblemente exitosas de algunas naciones, en reemplazo de informes meramente declarativos o pronósticos alarmantes, y antes de cualquiera sea el tiempo que tome el logro de una vacuna eficaz.
En esta larga primera etapa de la pandemia en la que sus efectos individualizados por país son francamente incomparables – y sobre la base de informaciones serias y veraces – las estadísticas han sido desairadas; sin embargo, quiero sintetizar algunas inferencias personales durante el período comprendido entre el 01 de marzo y el 22 de agosto:
1.- Hasta la tercera semana de mayo, EEUU y cinco países europeos (Italia, España, Francia, Inglaterra y Alemania) acumulaban el 60% de contagios y el 75% de fallecidos en todo el mundo.
2.- El punto más alto de la tasa de mortalidad global ocurrió el 01 de mayo (7.14%), mientras que en EEUU recién se alcanzó quince días después (6.06%).
Como nota relevante, al 22 de agosto esta tasa de mortalidad acumulada ha disminuido a nivel mundial a 3.5% y en EEUU a 3.1%, con invariable tendencia descendente.
3.- En medio de las turbulencias pre electorales en las que se encuentra, es sorprendente citar que los Estados Unidos de Norteamérica – contra todas las presunciones dado el poderío de su desarrollo – mantiene durante el período señalado un promedio acumulado de 1000 fallecimientos diarios, tal como se puede observar en el cuadro inferior, y que, con seguridad, debe ser motivo de gran preocupación universal.
